El fin de semana pasado corrí 30 kilómetros en la montaña, con 1,500 metros de elevación y una carrera de casi 5 horas, y no pude evitar pensar que hace 4 años cuando empecé a correr, batallaba para correr 5 kilómetros.
Después de la carrera, lo primero que se me vino a la cabeza, fue correr 50 kilómetros en esa misma montaña el siguiente año. Y es que lo que consideraba difícil (30k) o casi imposible, ya lo había logrado, y mi percepción cambió y ahora creo que puedo más.
¿A qué voy con todo esto? Que creo que lo que consideramos “difícil”, solo es relativo a las experiencias que hemos vivido, pero cuando realmente empujamos nuestros límites, esa línea se va desplazando, y poco a poco empiezas a lograr cosas que tal vez antes considerabas casi imposibles.
Me pasó cuando corrí mi primer maratón, después el segundo en un menor tiempo, y ahora con los 30 kilómetros en la montaña. Con cada carrera, me he ido demostrando a mí mismo, que, con paciencia, perseverancia, y disciplina, se pueden alcanzar metas que tal vez antes pensábamos que no podíamos alcanzar.
Entonces intenta algo difícil, proponte algo que consideres poco alcanzable, y te darás cuenta de que poco a poco lo irás logrando, y lo que considerabas “difícil”, será lo de todos los días.